Black smoke...(Libre)

La ciudad parecía tan pequeña ante su vista, pequeñas hormigas iluminadas por las luces nocturnas de la ciudad que corrían, el humo de su cigarrillo era exhalado de entre sus labios mientras escuchaba a su secretario personal sin girar el rostro, el reflejo de su asistente era visible en el vidrio del ventanal, un hombre serio con peinado y traje pulcros, usando lentes y rubio, nada feo y bastante competente que hablaba con voz monótona sobre los últimos avances en negociaciones con la compañía Hamure; otra compañía que la empresa Nijhima devoraría.

- Los papeles se los dejo en su escritorio para que pueda revisarlos y firmarlos señor Nijhima.

- Gracias Kail, puedes retirarte...

Ordeno con una leve sonrisa en sus labios mientras escuchaba un con permiso y la puerta cerrarse; ni se inmuto al oír aquel ruido, seguía atento como un tigre al enorme vació que existía después del vidrio, pronto la mayor parte del comercio japones y contrabando estaría en sus manos, solo era cuestión de eliminar a los cerdos amarillos que se interponían en su camino, el problema era como hacerlo sin resultar sospechoso de asesinato o bien hundir sus compañías con acciones fraudulentas, solo debía encontrar la oportunidad perfecta para lograr su cometido, sonrió para si mismo, dando una calada al cigarrillo negro, miro a un costado para notar que había alguien apoyado contra la ventana, justo a su lado.

- Mañana iré al templo a orar por ti...

Murmura al ver de nuevo a aquel hombre descarnado y con la cabeza prácticamente destrozada, dejando que uno de los ojos colgara de su cuenca, ya estaba tan acostumbrado a ellos que realmente no le asustaban, siempre era lo mismo, venia un frió desde su estomago, se erizaba los vellos de su piel y en pocos segundos estaban a un lado suyo, pero últimamente el frió era mayor y nada aparecía a su lado o cerca, como si aquellos entes fueran y vinieran de forma traviesa para jugarle bromas.



(cerdos amarillos= nipones de piel amarilla y pervertidos ¿captan?)

‘Estás loco volver a buscar un cuerpo después de lo que pasó con el último… definitivamente estás loco Kurai… esta vez lo perderás todo’

‘ ¿A ti que más te da Kabane? ¿No te beneficiaría eso? ‘ Su mirar se entrecerró viendo fijamente al otro shinigami que posaba sobre una de las enormes rocas.

_ Probablemente, sin embargo, sería una pena perder a uno de los pocos rostros agraciados que tenemos por aquí_ La sonrisa estúpida de Kabane, shinigami guardia de una de las puertas del Yami Sekai, se extendió mientas le observaba de reojo. Podía sentir esa mirada ciega de burla a kilómetros. Su mano empuñó la espada de las lunas y Kabane supo que si seguía hablando algo podría ir mal.

_ Para que caigas más en cuenta de lo malo que eres sacando conclusiones… sólo iré a recoger un alma que ha estado provocando problemas_

_ No sabía que te preocupaban ese tipo de cosas_

_ No precisamente… pero en estos tiempos, es una verdadera estupidez desaprovechar cualquier viaje a la tierra. Parto_

_ Me dejarás aquí hablando solo?

_Deberías de estar agradecido de que escuchara la sarta de tonterías anteriores – Desenvainó la espada de las lunas y cortó el aire abriendo así una ranura. Era como ver romper un pedazo de tela. Algo tan frágil dividía por completo a dos inmensos mundos.


- ¿Dónde?... ¿Dónde? … por ahí _ La sombra de un dios se escabullía por entre los edificios siguiendo la ahora clara escancia de aquel espíritu tan molesto que estaba inquietándole.

Paró al llegar frente a un enorme edificio el cual no supo reconocer…sin embargo, una presencia dentro le llamaba la atención, y para nada era el alma que había estado buscando, era algo mucho mejor.

Al llegar al lugar donde, por suerte, ambas presencias estaban, era cosa de partir el espíritu en dos.

- Iré a orar por ti… -

Así que podía verlo… eso explicaba una o dos cosas…


Fue cuestión de segundos para que el espíritu se diera cuenta de que estaba ahí, y sin siquiera darle tiempo a que escapara, la espada de las lunas ya le había partido en dos.

El humano miraba fijamente hacia donde estaba, y donde había estado el espíritu, sabía que a él no lo podía ver, pero supuso… supuso… que podía sentirlo.

¿Sería acaso lo que había estado buscando?

Con un simple rozo de sus dedos en las ropas del humano, el dios, dejó que su imagen apareciera frente aquel que portaba elegantemente su traje y que con mirada penetrante no apartaba vista de donde estaba.

Súbitamente un enorme vació se hizo presente en su estomago, mientras el frió devoraba sus entrañas sin miramientos; seguía observando a aquel espíritu en espera de que algún otro apareciera pero nada, mas que aquel cuerpo siendo cortado en dos mientras una mueca de horror se formaba, o al menos eso intentaba con el rostro tan deformado; un par de ocasiones le tocaba ver que los espíritus desaparecían sin más cuando el frió se intensificaba.

La sensación helada que percibió sobre la piel al punto de casi dejar que su mandíbula temblara por el frió era delirante, casi para volverse loco; el cigarro cayo de su boca directo a la carisima alfombra mientras su mirada permanecía fija donde había estado alguna vez el hombre descarnado, frente al el posaba una criatura demasiado hermosa para considerarse human alguna vez; un jadeo ahogado escapo de su boca ante la admiración de aquella belleza tan sombría.Estaba perplejo, su mirada recorrió lentamente aquel cuerpo que se había materializado sin más, frunció el entrecejo al ver aquella espada tan rara siendo empuñada por el peliblanco, regresando la vista a su ojo tan bello que resaltaba aun más por el parche del otro ojo, como si fuera una joya única.

Una pequeña mueca semejante a una sonrisa se hizo presente en sus labios mientras metía las manos a los bolsillos del pantalón.

- ¿Otro fantasma?...bien... si esperas a que hable con algún ser querido tuyo, mejor búscate un medium o sacerdote, lo único que haré por ti es rezar en algun templo para que te largues de una buena vez.

Comento sin miramientos, sacando otro cigarrillo y su encendedor, no negaría que aquello era demasiado raro, tal vez algunos fantasmas podían decidir aparecer o no, pero la belleza del peliblanco era tan abrumadora que no se clasificaría como natural, prendió el cigarrillo para dar una calada profunda que calmara el vació de su interior, esa cosa frente a el, le ponía extrañamente inquieto...

Idioteces. Aquel hombre decia puras cosas sin sentido... pero comprendió. No podía esperar mucho de éste siendo un humano.Así que guardando algo de calma empuñó con un poco más de fuerza su espada, notando que poco a poco la pezades de la misma era cada vez más. Su energía, o más bien, la fata de ésta; provocaba que apenas y pudiera sostener su arma como era debido.

- ¿Debería arrodillarme y agradecer por tomarte tu tiempo y orar por mi entonces?... no seas estupido - Estaba molesto. Un humano se atrevía a hablarle de tal forma... que fastidio. Su mirada se fijo en aquel hombre que comenzaba a fumar de nueva cuenta. Arqueó una ceja al sentir su evidente nerviosismo.

- humanos... siempre tan expresivos... - murmuró. Dibujando por vez primera en mucho tiempo un muy sutil gesto de querer sonreír, ante la ironía del momento, sin tener mucho exito. Juntando fuerza clavó la espada sobre el alfombrado suelo, dañando y arruinando por lógica al mismo. Pudo ver entonces la molestía en los ojos del otro, pero simplemente pasó de eso sintiendo que porfín podía descansar un poco. Quedarse en la tierra por tanto tiempo sin un cuerpo de apoyo era completamente estupido, pero no había opción.

De momento, un candidato estaba frente a él... no podía negarse a sí mismo la oportunidad. Menos si éste contaba con semejante energía espiritual.

- No soy un alma, como la cosa que has visto hace unos momentos... esa cosa no se me acerca ni al tobillo... - El sólo pensar en ser comparado con una burda alma le parecía una de las mayores ofensas - Soy un Shinigami... no creo verme en la necesidad de explicarte que es eso ¿cierto?... tzk... - un punzante dolor se formó en un costado de su abdomen haciendo que quitara toda atención del momento.

Haciendo memoria, apenas ayer había tenido una pelea con un shinigami muy fuerte, y aunque había resultado vencedor su energía había quedado límitada... al igual que su cuerpo, le urgía un cuerpo... -maldición - su apoyo fue su espada clavada en el suelo.

-... dime, ¿Cual es tu nombre? -

Frunció el ceño con molestia por la forma de hablar de aquel mocoso, ¿quien diablos se creía? Estaba dispuesto a por primera vez en su vida levantar el puño contra un fantasma o lo que diablos fuera, pero se contuvo al ver sin pizca de preocupación como el otro se apoyaba sobre su espada, adolorido y cansado; bueno, merecido tenia lo que fuera que le estuviera pasando.

- ¿Un shinigami?

Pregunto extrañado, sabía que eran por que había leído sobre ellos en alguna ocasión, y bueno si veía fantasmas, ¿por que negarse a creer también en esos dioses de la muerte?
Su mirada no cambio en absoluto, era más alto que aquella criatura y al parecer esta se encontraba muy débil, prácticamente sonrió de una forma nada amable al apartar el cigarrillo de sus labios, si extendía su brazo podía acariciar con total facilidad aquel rostro de muñeca, pero su acto quedo en meros pensamientos, se acerco hasta quedar prácticamente sobre la cara del otro, siendo separados por la espada, exhalo el humo contra el peliblanco a sabiendas de que este podría enojarse y cortarlo a la mitad pero con su estado actual...

- Nijhima Jouji ¿A caso ya es hora de que muera?

Pregunto curioso y divertido, tomando entre sus manos el mentón del shinigami, viéndose reflejado en aquel ojo tan verde, podía percibir su aroma, tan extrañamente fresco y embriagante.

... vaya ficha con la que se había ido a topar. La empuñadura de su espada se apretó al sentir el humo contra su rostro y su ceño se frunció en notoría molestía, sin embago otra reacción no tuvo.

- Sigueme molestando... o tocandome y yo mismo me encargaré de que así sea - con un brusco manotazo apartó la mano fría de aquel hombre. Que claro, a comparación de su piel que daba la sensación de estar congelada al tacto, a pesar de que el no sintiera nada, podía persivir incluso una extraña tivieza proviniente del último roce dado. Odiaba que otros le tocaran, sobre todo si era un humano el que lo hacia, por algo el último humano con el que había estado y él no habían terminado del todo bien.

Dejó de observar tan fijamente al sujeto antes de hacer realidad esa frace de 'miradas que matan' y se hizo de distancia para comenzar a ver a su alrededor. Obviamente era algo así como una oficina... una muy elejante oficina. Desde las paredes con cuadros, que encontró relativamente interesantes; hasta pisos, ahora arruinado por su espada, todo se encontraba bien decorado... El entorno le agradaba.

Hasta ahora sólo había dos cosas que no le convencian... el sujeto en sí, un tipo molesto, y un olor que le rodeaba, no desagradable, sino... extraño - ¿ A que te dedicas? - preguntó sin más caminando por el amplio lugar hasta llegar a la enorme ventana. Colocó su mano contra el cristal admirando lo 'bien' que se veía la ciudad iluminada.

Miro al extraño ser pasearse como si fuera suyo el lugar, pero bueno, como ahuyentar a un shinigami si jamas en la vida había tratado directamente con uno; sin más termino apoyando su cuerpo en el borde de su escritorio, dando una calada profunda a su cigarrillo y examinando al peliblanco de arriba a abajo, parecía mayor de los veinte años, se cruzo de brazos dejando que el otro hiciera lo que quisiera antes de responder chasqueando la lengua.

- Soy un hombre de negocios, ¿acaso no se nota?

Hizo ademan con su mano, señalando la oficina tan bien decorada de forma moderna y un poco conservador, justo como un hombre yakuza, observo la nuca del shinigami con un gesto que no se definía como sonrisa, aquello podía ser una trampa de sus enemigos por muy incoherente que fuera...

- Vayamos al grano, ¿que deseas? ya has pasado demasiado tiempo aquí como para estar cazando algún fantasma así que el asunto no va por allí.

Pregunto tanjante, no les gustaban los rodeos y más si era en referencia a si mismo.

Sonrió e inclinó ligeramente la cabeza para observar de reojo alsujeto. ¿Hombre de negocios? Que gracioso... Pero hubo un clavo al que supo darle con curiosa coinsidencia.

- No se trata de lo que yo desee... sino de lo que tú desees. - Y entonces se giró completamente para ver de lleno que Kouji lo miraba de igual modo, sólo que con cierta insertidumbre. Así que sin más, comenzó a caminar hasta quedar a un par de pasos del sujeto.
Sus delicadas manos se extendieron hasta alcanzar la corbata del otro, ajustandola hasta hacerle lucir aún más esa elegante postura.

- Digamos... que tú deseas algo, algo que quizás sea algo 'casi' imposiblle... y que yo pudiera cumplirtelo... Si las circunstancias estuvieran de ese modo; ¿Qué estarías dispuesto a hacer por ello? - Un delicada sonrisa surcó sus labios, y su mirada se afiló como quien piensa en un sucio recuerdo. Después de terminar, soltó al otro, sin retroceder.

Levanto la cabeza mientras lo veía acercarse de forma segura hasta su persona, no se movió de su lugar observando a detalle cada ademan y dejando que el peliblanco hablara, su ceño se frunció levemente mientras sonreía por lo que acababa de escuchar.

- Una propuesta muy tentadora debo admitir...

Llevo el cigarro a su boca una vez mas mientras veía su reflejo contra el vidrio y el brillo de las luces de la ciudad que se posaba debajo del enorme edificio.

- Daría mi vida, claro, siempre y cuando disfrutara de mi deseo antes de morir.

Contesto precavido observando por el rabillo del ojo al peliblanco, aquello era demasiado extraño, un shinigami se le aparecía y ahora tanteaba el terreno con una pregunta sobre su deseo y lo que haría por este, su codicia humana salia por si sola y no se reprimiría pero igual su codicia estaba al nivel de ser precavido.

- Supongo que no es común que un shinigami ande concediendo deseos a los humanos solo por su vida como si fueran hadas.

Era, hasta cierto punto obvia su respuesta, aún así la misma no dejaba de ser desesperante y desilucionante. Como todos ellos decian 'Los humanos son tan legibles y predecibles', que pecan de aburridos. Sin embargo ese humano no era tonto, dejando en claro que daría lo que pidiera siempre y cuando disfrutara de lo previamente pedido... Muchos huamanos no se fijaban en aquellos detalles por su alucinación con la posibilidad de cumplir sus deseos.

- No quiero tu 'vida' siendo que ésta es mía ya... Deberías imaginarte que si yo quiciera matarte lo podría hacer sin el menor esfuerzo, pero de nada me serviría hacerlo, pues un cuerpo vivo y humano es lo que necesito... - Con más confianza, y sin ese punzante dolor jodiendole el vientre, continuó viendo el lugar aunque comenzara a aprenderselo de memoria - Escucha bien porque no soy de los que repiten -

- Así como yo estoy aquí, justo ahora y desde mucho antes, otros shinigamis han estado y están también, todos tenemos la misma finalidad... 'ser el mejor', para conseguirlo hemos peleado mucho, pero al final todos somos dioses a veces se transforma en una lucha sin fin que termina en la absoluta aniquilación del contricante. Por alguna razón una avertura se hizo entre ambos mundos y se decidió que era hora de llevar la lucha a otro nivel... Si no quieres que me algue... en pocas palabras necesito tu cuerpo para poder pasar más tiempo en la tierra y para poder combatir con shinigamis que también poseen un cuerpo humano. Si tú me ayudas a ganar, con 'el premio', yo podría cumplir cualquier cosa físicamente posible para ti. Y mientras el tiempo que tu cuerpo esté a mi disposición... yo de igual forma estaría... a la tuya - al decir lo último tuvo que hacer un esfuerzo para no morder su lengua y terminar decir las clausulas básicas del contrato, pues tarde que temprano, sabía, el humano se lo preguntaría.

Como había pensado antes, ese humano no era tonto, y aunque en algunos aspectos era una completa desventaja, pronto le encontraría las ventajas.

Escucho atentamente cada palabra del peliblanco mientras lo veía; tenia esa maña, observar cualquier reacción al momento de hablar, así se fijaba si decían la verdad u omitían algo y si bien no paso desapercibido lo último; llevo el cigarro de nueva cuenta a sus labios para dar una profunda calada y ver con ojo crítico al shinigami mientras sonreía levemente divertido.

- ¿Y el riesgo es...?
Era un hombre de negocios, y sabía que tanto beneficio debía tener algo en contra, por lo que mejor asegurarse de salir lo más beneficiado en todo ese asunto, ¿tenia planeado aceptar? claro, siempre y cuando las cosas estuvieran a su favor...Escucho su celular sonar pero lo ignoro por completo, al final lo tomo con fastidio para ver que era uno de sus subordinados, colgó sin siquiera responder y guardo el aparatejo; con ese simple acto le mostraba al shinigami que toda su atención era para el.

- Que puede que jamás llegues vivo para poder reclamar tu 'deseo' - Directo, a pocos minutos de pasar con aquel sujeto ya sabía bien que éste no se andaba con rodeos... ¿Entonces porque él lo haría? - Suena feo, y es un verdadero riesgo... muchas veces saldrás herido, algún de gravedad, y siendo yo, podría decirse que no soy alguien que se caracterize por ser 'cuidadoso' a la hora de combatir... suelo llevar al humano los cuerpos que poseo hasta su limite-

No estaba seguro de si estaba haciendo bien o no de confesar todo aquello Kouji, al final si resultaba siendo un humano fuerte de energía pero debil de voluntad... aquello no serviría de nada. Muchos al escuchar los riesgos terminaban negando y diciendole que mejor se buscara a algún otro idiota, así que el tenía que borrar los recuerdos de aquel hombre y seguir en la busqueda.

Sonrió con diversión, imaginandose cual sería la respuesta del otro.

- Pero si sirve de algo mencionar esto, puedo decirte que jamás he perdido un combate y los humanos nunca han muerto... - Lo decía sólo como dato curioso...

Sonrió de forma enigmática, al parecer ese ser aprendía rápido sobre como debía de tratar las cosas con el, por lo que apago el cigarrillo en un cenicero de marfil antes de exhalar el humo y seguir mirando al peliblanco.

- ¿Y por que no has ganado entonces? jamas has perdido ni dejado que un humano muera pero... ¿no resultas ser el mejor entre tus compañeros?

Enarco una ceja sin borrar su sonrisa, suspiro relajando su semblante para caminar hasta el peliblanco, quedando justo enfrente, resaltando la diferencia de estatura y complexión.

- Aun así, haré el contrato, si bien puedo perder la vida, el deseo que ambiciono seria más tardado en conseguir yo solo y las garantías de que lo disfrutara, son mínimas; tu y yo pecamos de vanidad y codicia, no somos muy diferentes...

Le sujeto del mentón con firmeza para verlo directo a los ojos, en su mirada estaba reflejada la firmeza de su decisión, si el pacto procedía, esa muñequita peliblanca pasaría a formar parte de su propiedad, quisiera o no...y el siempre sacaba aun mayor provecho de lo que por derecho le correspondía.

Vaya tipo, ahora se creía un igual a él... Aquellas cosas eran sólo caracteristicas comunes, para poder estar en mismas circunstancias a ese sujeto le faltaba mucho por vivir. Pero dejaría que se creyera dueño del mundo, incluso de él, si con eso conseguía un cuerpo con semejante energía espiritual.

- Terminarás arrepintiendote, pero si eso quieres - otra vez con un manotazo apartó la mano de Kouji, pasando después la propia para 'limpiar' aquella sensación de tacto sin consentimiento que ajenos dejaban en él cuando le tocaban. - Y es en serio, no quiero que me toques si yo no te lo permito - su ceño se frunció ligeramente mientras miradaba de forma inquisidora al otro.

Sin apartar la mirada metió una de sus manos dentro de su traje para sacar un collar, que era una perla negra, brillante y muy hermosa; después se lo extendió para que lo tomara.

- Se llama nocturno, igual que el conjuro que lo activa, es un amuleto que nos mantendrá unidos. Si lo aceptas, tú no podrás devolvermelo a menos que yo te lo pida. Estaremos conectados mediante él... nunca lo dejes, tampoco que otros lo toquen. Si lo activas yo veré todo lo que tu veas, y sentiré todo lo que tu sientas... en pocas palabras se hará la poseción de cuerpo, esto sólo lo usaremos cuando haya un convate. En otro momento no creo que te convenga - sonrió - ¿Lo aceptarás? -

Era un ser difícil de dominar, pero poco a poco lo tendría bajo su control, solo era cuestión de tiempo, ademas de que eso resultaba divertido...

Permitió que su shinigami le apartara por ahora, ya después le seria imposible y el mismo se encargaría; respiro profundo mientras se erguía todo lo que su estatura daba para ver aquel extraño objeto que Kurai le mostraba sobre una de las blancas manos cual muñeca, le observo con ojo critico, la tomo entre sus largos dedos para llevarla frente a sus ojos y mirar a mayor detalle la esfera que no parecía hecho de algún material conocido, era un trabajo demasiado perfecto para ser humano. Paso su mirada hasta el peliblanco quedándose en completo silencio antes de sonreír.

- Antes quiero saber el nombre de mi...

Busco la palabra indicada que se amoldara perfectamente a lo que ocurría allí, el shinigami no era un socio, se estaba volviendo un sirviente...y su paga era regalarle parte de su energía...

- Sirviente.

Su voz salio en un ligero tono de burla hacia el menor (de estatura), mientras se colocaba el collar, escondiéndolo debajo de la fina camisa y corbata en conjunto, estaba fría la perla, mucho más que un hielo y chocaba contra la piel de su pecho.

Una gota que había colmado su vaso. Cogió con fueza el perfecto cuello de aquella impecable camisa que ahora mantenía oculto su perla. Ahora que el contrato estaba hecho, podía sentircomo a poco nocturno nivelaba su energía ayudandole a recuperar apenas una pequeña parte de la fuerza perdida. Apretó la prenda y con fuerza le acercó sin difucultad, dejando sus rostros a escasos centimetros.

- Escuchame bien, puede que gracias al contrato yo ponga mis servicios a tu disposición... pero no intetes abusar, porque te recuerdo que no importa bajos que terminos estemos, yo sigo siendo un dios y tú un simple y mortal humano, al cual si deja de servirme puedo dar fin sin el mayor de los esfuerzos. - Miró, y contuvo con todas sus fuerzas esos deseos de ir por su espada y darle fin a ese humano. Pero lo soltó, dandose la vuelta de inmediato para ir realmente por su espada, sacarla del alfombrado suelo donde estaba y embainarla en su espalda.

- Me llamo Kurai... - sedió al fin. No importaba como, ahora con la conexión que había, era inevitablemente debil ante cierto tipo de exigencias de aquel humano. Tenía que asegurarse que no se diera cuenta... por lo menos en un buen rato.

¿Había sido buena idea hacer el contrato con aquel humano?

Sintió como era jalado de su camisa hasta toparse con el rostro, notando la furia en ese único ojo tan hermoso como un diamante verde, le miro sin alguna emoción o miedo en su mirada, realmente nunca había tenido miedo de la muerte, pero igual cierto respeto mantenía; aun que en esos momentos fuera ahora un shinigami quien le ofreciera un contrato de cumplir su deseo a cambio de su vida...algo nada común. Al verse libre de ese agarre, acomodo su corbata y camisa en un intento sin emoción por desaparecer las arrugas de la prenda, sonrió en cuanto escucho el nombre de su nueva adquisición, un nombre extraño pero hermoso para esa criatura.

- Bien, Kurai..

Degusto el nombre en su lengua para memorizarlo aun que bien sabía que no haría demasiado uso de este, casi nunca permitía que algo suyo tuviera nombre...

- Ahora tenemos un trato, y soy un hombre que realmente le gusta cumplir contratos y pactos al pie de la letra...así que espero que tu también sepas cumplirlos.