[Priv] Pastel de amapola~

El mundo humano, podría decirse que era un pequeño paraíso alrededor del infierno, aunque la gran mayoría de ellos siempre fueran comunes y corrientes con aquellas vidas monótonas, a veces cabía recalcar que salía un pequeño espécimen, uno entre mil que solía ser interesante, impredecible y hasta divertido. Buscaba algo como eso, no perdía ninguna oportunidad de cazar un alma, pasearse por los hospitales era siempre el mejor lugar para recolectarlas, no es que fuera codicioso con ellas, pero para aparecerse ante algún humano que pudiera ser la excepción necesitaba tener la energía necesaria, significaba un enorme gasto. No podía abusar de su suerte ni arriesgarse a perder antes de que la verdadera lucha comenzara.

-Pastel de amapola-Se dijo con un cigarro en la boca con el reflejo de los lentes haciéndole ver como un sicópata, había que ser sincero, esas criaturas, si que sabían hacer postres, por que no, tomarse un minuto para disfrutar de los placeres de hacer un buen trabajo, de paso con algo de suerte, encontrar lo que estaba buscando.

Cerca de un callejón, ahora a la vista de todos los transeúntes, Hannel Fowl con las manos en los bolsillos caminaba como cualquier ser humano, común y corriente.

-Me dan ganas de vomitar-Todo sea por el pastel de Amapola

Había veces que, cuando tenía algo de tiempo libre, se pasaba por el hospital para hacer algo de compañía a los niños que allí había. Se sentía en deuda con el hospital porque cuando él era pequeño siempre venían voluntarios a alegrarle la estancia allí, así que él siempre que podía iba a hacer sonreír a aquellos pobres ingresados. Estos se lo agradecían siempre con una bonita sonrisa en la cara, y a Klaus le parecía que el mundo brillaba un poquito más y era, simplemente, feliz.

Ya se estaba haciendo algo tarde para él, así que decidió despedirse de todos, recoger sus cosas y disponerse a salir. El médico que solía tratarle le preguntó algo sobre su salud, para verificar que todo andaba bien, y le propuso hacerse algunas pruebas rutinarias para controlarlo todo. El asintió, y acordaron que se pasaría por allí unos días después y las harían. Dijo adiós, y salió a la calle.

Iba con una sonrisa alegre en la calle, sin pararse a observar la gente que iba y venía. Pero de repente oyó una voz cerca de él y creyó reconocer que alguien le llamaba. Se volteó hacia el extraño hombre que parecía murmurar algo y abrió los labios en su dirección algo confuso.

- ¿Perdone? ¿Me habla a mí?

Se giro lentamente para verle a la cara, con aquellas enormes gafas puestas era imposible verle los ojos, el brillo producía un relejo demasiado fuerte, con el cigarro en la boca le miro extrañado, el chico parecía tener buen oído o el estaba perdiendo la cordura y comenzaba a hablar solo y fuerte más seguido. Curioso, habría que investigarlo. Saco una mano de su bata blanca y la levanto haciendo una sonrisa de despreocupación en el rostro.

-Descuida, solo pensaba en voz alta-Y dicho esto se dio la vuelta mientras pensaba en donde había quedado aquella pastelería, habían pasado meses desde que había estado ahí.

-Ei-Llamo al chico antes de que se fuera, no podía estarse dando el lujo de perder el tiempo y preguntando persona a persona en donde se encontraba-¿Sabes donde queda una pastelería? Es una donde, atiende una mujer con pintas de Michael Jackson, da bastante miedo, pero hace unas tartas deliciosas-Se encorvo un poco para verle más directamente, parecía ser, un tanto, interesante. Se tomo el mentón pensando mientras esperaba que se ofreciera voluntariosamente a llevarle a ese lugar u otro parecido o lo que fuera mientras vendieran pastel de amapola.

Un escalofrío le recorrió de pies a cabeza cuando el otro posó (supuso que estaba posando) su mirada en él tras aquellas grandes gafas que le impedían verle los ojos. Se mantuvo sin embargo estático, procurando no hacer ningún movimiento de más, con temor a ofenderle. Alzó una ceja un instante. Era una sensación extraña, como si aquel hombre fuera más extraño de lo que ya parecía ser.

Estuvo dispuesto a irse cuando el otro le volvió a llamar. Escuchó la pregunta, y acto seguido, rió bajito, muy bajito, por la información dada. ¿Una mujer con pintas de Michael Jackson? Miró en varias direcciones, queriendo creer que sabía de qué pastelería hablaba -aunque tampoco estaba demasiado seguro- y se propuso a indicarle cómo llegar hasta allí. Igual era un poco complicado, se perdería. Por suerte quedaba yendo hacia su parada del metro, le podía indicar.

- ¿Con esa mujer te refieres a mi madre? - bromeó, para reírse después. Por supuesto que no era su madre ni nadie, pero era una señora muy maja. - Sólo bromeaba. Queda cerca de aquí, si no le molesta puedo ir con usted. Voy en esa dirección.

Señaló una de las calles y volvió a mirarle, sonriendo. Un segundo escalofrío le recorrió de pies a cabeza.

Ah, posiblemente el estuviera algo incomodo con su presencia, siempre había gente que podía sentir cosas externas. Pero le hacia muy bien para ocultarlo o también podría ser que no supiera descifrar su sexto sentido. Estaba pensándolo, en tanto, ocupo esos escasos segundos para averiguar sus datos físicos, se veía algo débil y su cabello castaño solo empeoraba su condición, pequeñito desde su enorme altura, no parecía ser la clase de personas que fueran muy útiles durante una batalla. Pero averiguaría más, no se decepcionaría tan pronto.

-¿¡Qué!?-Pego un grito casi haciendo que sus lentes se cayeran, había insultado a su....a su no madre, frunció el ceño, pero río ¿Como tragarse las palabras de un humano? No, si estaba mas loco que ellos.

-Si, por favor, no acostumbro a ir por estos lugares me pierdo fácilmente y...aaaaag!!!-Choco fuertemente contra uno de los postes haciendo que uno de los vidrios de sus gafas de trizaran-Te lo agradezco-Sorbeteo por la nariz con un chorro de sangre cayéndole por ambos orificios.

Klaus tenía un gran problema y es que cogía demasiada confianza con la gente de su entorno si ésta le hacía sonreír. Y le hizo sonreír, al ver que reía ante su pequeña broma, porque le agradaba que el ambiente ya no fuera de desconocidos, sino que compartirían unos instantes pero los compartirían cómodamente. Ayudar en el hospital le subía los ánimos mucho y le hacía feliz, y ojalá hiciera sentir a los demás de aquella manera.

Se alarmó cuando el otro pegó contra la farola, y reaccionó rápido para ver cómo se encontraba. La sangre le alarmó un poco, pero sonrió al ver que parecía que todo estaba bien. Rió bajito divertido mientras sacaba de su bolsillo derecho un paquete de pañuelos y le tendía uno al extraño.

- ¿Estás bien? - le sonrió ampliamente. - Toma, a ver si se te pasa pronto, no te vayas a desangrar. - dejó formalidades de lado. - A todo esto, me llamo Klaus. ¿Tú eres...?

No le había dicho su nombre, y aquél era un paso importante. Pensó entonces que igual se compraba algo en la pastelería, ya que iban por allí. Sí, tenía algo de hambre.

Aun seguía siendo un especialista en hacer el ridículo, al menos no había sido justo en el primer encuentro o eso si que hubiera sido lamentable. Siempre se preguntaba porque vivía rodeado de esa facilidad y torpeza a la hora de hablar con alguien más que no fuera el mismo.

-Si, estoy bien-Volvió a sorbetear por la nariz, se la sujeto con los dedos para detener el fluido al tiempo que con su mano libre tomaba un pañuelo y se limpiaba la cara. Se hizo dos torniquetes gigantes que se puso en ambos orificios de la nariz haciéndole ver como un tonto, pero así ya no sangraría.

-Me llamo Hannel Fowl, pero no me llames así, es nombre de nena-Maldiciones, de todos los nombres del mundo le tuvo que tocar justo el de chica-Solo dime doctor-Por su vida que no le llamara por su nombre porque no sería el único que acabaría con un desangramiento por derrames nasales.

Ya con las manos libres se quito las gafas dejando ver unos ojos decaídos y de un color gris muy apagado, parecía ser victima de un arduo trabajo, las ojeras eran horas de estrés que pasaba en su laboratorio cuando las cosas se le ponían difíciles, además dejo ver mucho mejor la enorme cicatriz que surcaba su rostro, tétrico, había sido un corte profundo que casi le hizo perder parte del rostro. Tomo otro pañuelo y los limpio…

-Creo que te debo un paquete de pañuelos-Le entrego el paquete al que solo le quedaba uno solo y que se había manchado por fuera con unas gotitas de sangre.

-Pero eso sería muy aburrido...por ser tan amable te invito a comer algo ¿Qué dices?-La dulzura con la que uso sus palabras no dejo entrever que habían dobles inteciones.

Aquella técnica de hacer que le parara de sangrar la nariz le recordó a él mismo cuando era pequeño (bastante inquieto y amante de las caídas o choques) y su madre se lo ponía porque no podía parar a esperar a que dejara de sangrarle.

- Hannel es un nombre bonito... - comentó. A él le gustaba, al menos. - Y es tu nombre, así que es de chico. - le sonrió ampliamente. Había cosas que él entendía con una sencillez abrumadora. ¿Qué más daba el género del nombre?, si era propio a una persona, eso bastaba. Sólo identicarle, no describirle; era la persona la que hacía al nombre. - ¿Doctor? Te llamaré doctor, si te gusta más. - y mantuvo la sonrisa.

- ¿Me invitarás a comer algo? - preguntó ilusionado. ¡Bien!, así satisfacería ese pequeño hambre que tenía. - ¿Un bollo en esa pastelería? Ya que vamos... - además de que no planeaba quedarse demasiado con el desconocido, bien que había tomado confianzas pero todavía no era tan insensato.

Giraron en una esquina y allí estaba la pastelería a la que creía que se refería el hombre. Le miró duditativo, visualizando alguna otra por si había fallado en la elección de establecimiento. Miró a través de los cristales y sonrió al ver la enorme variedad de pasteles que había allí dentro. Igual le llevaba alguno a su madre.

- ¿Y bien? ¿Es ésta? - giró la cabeza para mirar al extraño hombre.

Adorable, realmente era una monada, las ansias de tomar un bisturí y comenzar a abrirle aquella piel le pareció una mejor idea que ir por una porción de tarta de amapola. Poder jugar con las entrañas de un joven tan dulce era un mayor placer, luego lo disecaría guardaría todo recuerdo de el eternamente en un bonito estante que podría admirar a diario. Que bonitos son los sueños por que solo se quedan en eso.

-Sí, es esta-Pero si hacia ello tendría luego que pagarle el resto de vida que le quitara, por su apariencia algo frágil le hizo dudar, tal vez, no sería tanto, podría darse aquel lujo, pasaría pagando las consecuencias, pero podría tenerle y experimentar hasta que se aburriera. Aquellos pensamientos surcaron su mente en segundos mientras el se limitaba a mostrar una enorme sonrisa amigable.

Antes de entrar al local se quito los torniquetes y los arrojo a la basura, se metió las manos en los bolsillos y escogió una mesa apartada de las demás personas que estaban ahí.

-Me tomare la molestia de escoger un lugar, prefiero los sitios apartados-Menciono tomando asiento extendiendo una mano para que el también lo hiciera.

-Pide lo que quieras, pero asegúrate de que vaya una porción de tarta de amapola-Se cruzo de brazos echándose sobre la mesa haciendo descansar su espalda de las sillas tan pequeñas, miro desde abajo al castaño…como más se tardaran más pensaría en cortarle la piel.

*Hannel, controlate, tienes proyectos que cumplir, no los arruines solo por un capricho* Se dijo así mismo varias veces.

Sonrió a una de los dependientes que les observaba curiosa y pasó su mirada para observar la tiendecita en la que estaban. Era agradable, se olía a panadería recién hecha, con algunas pizcas de chocolate y algo de café. Bastante agradable. Las veces que él había venido allí era para comprar algo que comer rápidamente o bien llevar a su casa para compartir. Vio como el otro tiraba aquello a la papelera, y supuso que lo mejor era no preguntar nada. Rió bajito.

Se sentó en el sitio indicado por el mayor. Se desabrochó la cazadora que llevaba y se la quitó, y la dejó en su asiento de al lado para que no le molestara. Le entró entonces la tos, se puso una mano delante de su boca y tosió en otra dirección a la de su acompañante. Auch, le dolía un poco al toser, pero nada grave. Estaba acostumbrado a ello.

- Perdón. - se disculpó por ese breve ataque de tos y cogió entre sus manos la sencilla carta que había en aquella mesa. Leyó todos los tipos de tarta que había mareándose al tener que elegir sólo una. La de amapola estaba descartada; ya probaría de la de su acompañante. Giró la cabeza en dirección a la vitrina para ver cuál tenía mejor pinta. El chocolate definitivamente le atraía mucho; no era muy original, pero es que... Se le hizo la boca agua sólo al verla. - Ésa. - señaló en dirección a una de mucho chocolate con algo de plátano encima.

Le sonrió a la camarera que captó ambos pedidos al vuelo y se dispuso a servirles las dos raciones. Se volvió hacia el doctor y se disculpó.

- Me encanta el chocolate, no puedo evitarlo. - rió bajo.

Sí, era un chico débil de cuerpo, si así eran las cosas no podría serle de utilidad, pudo haberse ido, pero no fue así, se quedo aunque significara un gran gasto de energía, tenía dos poderosas razones, una: aun sentía ansias de hacerlo pedazos, total, un mes de trabajo podrían compensar las almas que perdería si le mataba y dos, había una torta de amapola frente a sus ojos.

-Descuida, dije que podías pedir lo que quisieras-Dijo descuidadamente jugueteando con la crema de la amapola mientras imaginaba que le estaba abriendo el estomago.

-Tienes un cuerpo muy débil-Debajo de la playera que traía saco un fonendoscopio y acerco la campanilla a su pecho, la mesa era tan corta y sus brazos tan largos que le alcanzaron con facilidad.

-Problemas respiratorios ¿Te estas tratando a diario?-Pregunto curioso aun escuchando su respiración aunque de forma tenue por hacerlo sobre la ropa, movió hacia uno de sus pulmones y se concentro. Saco sus propias deducciones pero las guardo para el mismo. Tras guardar su aparato volvió a la tarta la cual probó con una enorme mueca de placer en el rostro. Quería escucharlo de su propia boca, saber si sus teorías eran acertadas con respecto a su estado actual y lo que pudo haber ocurrido con el y lo que podría ocurrir en algún futuro cercano.