Hogar, dulce y frio hogar...

Estaciono el Ferrari en el estacionamiento particular de la enorme casa, que combinaba todo lo tradicional de Japón con lo más moderno en una armonía única; era un hombre que no gustaba de vivir rodeado de tantas personas y por lo mismo, portaba un arma entre sus ropas al no prescindir de tantos guardaespaldas.
Bajo del auto y abrió la puerta del copiloto, por fortuna a esas horas en su casa no había nadie de servidumbre y no resultaría tan rara esa acción ya que nadie podía ver al shinigami más que el mismo. Paso una mano entre sus cabellos pulcramente peinados hacía atrás antes de cerrar la puerta del auto y caminar hasta una puerta que dentro del mismo estacionamiento, daba paso a la enorme casa, esta tenia un gran ventanal en la sala que daba paso a una vista maravillosa de la ciudad, su piscina se encontraba en el jardín trasero, rodeada de cristalería; el lugar tenia hasta una habitación como oficina y otra para ejercicio; era bastante grande para una sola persona...

- Bienvenido

Hizo un gesto al shinigami mientras abría la puerta y permitía que el peliblanco entrara primero aun que dudaba que fuera necesario.

Había muchos tipos de silencios. Estaban aquellos en los que por más que intetaras no lograbas sentirte comodo, un 'silencio incomodo', que aclaraba que por ambas partes no había intenciones de platica. También había de esos en los que apesar de que no había nada que decir, el estar callado no significaba incomodidad...

Sin embargo, y bajo las actuales circunstancias, Kurai sabía que no estaba ni en uno... ni en otro. Era conciente del absoluto silencio, que apesar de que su compañía no era, para él, la mejor; entendía perfectamente que tampoco estaba desconforme, así que al final... su viaje se basó en meras formas de definir el estado en el que iba su relación con ese humano.

Y cuando menos lo vino a notar, ya estaban saliendo de la iluminada ciudad y continuar hasta llegar a una residencia a las afueras.

Una vez más aquel humano hacia gala de dinero que tenía. Facilmente podría acomodarse a eso.
Salió del auto y siguió a Kouji hasta donde el mismo le abrió la puerta invitandole a pasar.
Por dentro la casa era igual que el exterior. Hermosa y muy elegante. Moderna pero conservadora. Había muchas formas de definirle, así que mejor guardó silencio mirando con detalle casa rincón que su vista, muy aguda, alcanzaba a ver.

Todo el lugar apestaba a humanos, obvio, era un mundo mortal, sin embargo... esperaba que ese huamano fuera un poco más solitario.

_ Kouji_ Notó el más alto miraba por varios lugares como si buscara gente, probablemente no quería que le vieran hablando con el aire _ hay una forma de que me haga 'material' para otras personas. Pero eso necesitaría más energía, ¿Deseas que haga el intentento? - Eso sería lo mejor después de todo, ya que teniendo la oportunidad no desaprovecharía ni dejaría que el humano anduviera por ahí, de ahora en adelante era como una segunda sombra para el 'empresario'; por lo que esperaba que el humano supiera lo que le aguardaba.

Al entrar, se quito los zapatos en el recibidor como era la tradición japonesa, le había parecido ver la luz de una de las habitaciones prendidas por lo que empezó a indagar si alguien estaría en casa, pero en cuanto escucho la voz de su shinigami, dio media vuelta hacia el mientras desanudaba la fina corbata de seda italiana y la dejaba sobre una de las mesas de la estancia.

Se sorprendió ante lo que escuchaba pero solo asintió en espera de ver que haría el peliblanco, dando un rápido vistazo de que no fuera a llegar nadie si es que había alguien en el lugar, seria demasiado extraño que ahora gente se apareciera frente a tus ojos como si nada, aun que ¿como comprobar que la materialización de Kurai era efectiva si solo el podía verlo por el momento?

Escucho que unos pasos provenían de la cocina hacía la sala mientras una voz casi femenina preguntaba por el.

- ¿Kouji? ¿eres tu?

Frunció el entrecejo al imaginar quien era, solo dio una mirada a Kurai para que se apresurara mientras el avanzaba hasta el pasillo para impedir que Hebi se asustara o algo si veía a Kurai aparecerse de forma imprevista.

- Si, soy yo Hebi, ¿Que haces aquí?

Pregunto casi en un gruñido al interponerse en el camino de...esa cosa, ataviada con un kimono rojizo y peinada de forma muy elegante su larga cabellera negra, cualquiera que lo viera a primera vista pensaría que era una hermosa mujer de 24 años con unas orbes azules muy bellas, pero Kouji ya sabía que Hebi era un trasvesti que trabajaba para el en uno de sus negocios de prostitución.

- Oh querido, vine a prepararte la cena, como pensé que llegarías de nuevo a casa y es tu costumbre no alimentarte bien, me dije...Hebi-chan hay que preparar algo que ayude a recuperar fuerzas al ogro de Kou-chan

Comento Hebi con un cucharón en alto como si amenazara al pelinegro mientras sonreía en gesto materno, Kouji solo atino a verle de forma poco severa mientras tomaba el cucharón para evitar que fuera a manchar su traje, totalmente acostumbrado al trato del trasvesti, volteando a donde debería estar Kurai para saber si ya estaba listo o no.

- Ver lo que tú ves... sentir lo que tú sientes... ser como tu eres... nocturno - su voz, suave como la sensación de la seda, conjuró su cuerpo humano mientras sostenía con fuerza la perla blanca que colgaba su cuello.

En esse momento, seguramente, Kouji comenzaría a tener un poco de cansancio, más que nada porque sería la primera vez que Kurai tomaría energía de un jalón para lograr el conjuro.
De poco a poco comenzaba a sentir esa nueva firmeza en su cuerpo, tal como se sentía en el mundo de los muertos.

Su vestimenta cambió, por un traje negro muy hermoso y elegante, sin camisa y con el saco cerrado dejando un poco a la vista su piel blanca. Su cabello ahora estaba sostenido en una coleta alta.
Examinó por un par de segundos su propio cuerpo. Se sentía extraño.

De repente se escuchó otra voz, lo que hizo que se quitara su perla del cuello y la enrollara a su muñeca. Su espada la dejó sobre uno de los sillones y sin más se encaminó hacia donde se escuchaba la voz de Kouji.

- Ko... - a punto de llamarle vió algo no tan común - ¿Por qué está vestido de mujer? - Como Shinigami había cosas que no se le podían ocultar. El-ella le miró enojado, y sin entender mucho aún, aclaró su garganta antes de hablar - Buenas noches... -

Al voltear a ver a Kurai, un pequeño mareo le invadió, llevando una mano hasta su cabeza y cerrando los ojos mientras soltaba una palabrota.

- Kouji, ¿estas bien?
Pregunto el trasvesti sujetándolo para evitar que fuera a trastabillar, el mayor solo asintio, tomando las manos que se apoyaban en su pecho y apartándolo lentamente mientras respiraba profundo y abría los ojos; jamas se le había ocurrido eso y era horrible.

- Si...descuida...solo fue un mareo...debo estar cansado.

Balbuceo ante la mirada preocupada del pelilargo pero la voz de Kurai le hizo voltear con cierta aprehensión, un chillido de indignación se escucho detrás de su espalda y ello le confirmo que Hebi veía a Kurai, una tormenta se avecinaba ante el comentario del peliblanco.
El trasvesti se aferro a su brazo encajandole casi las uñas tan finas que poseía, mientras el yakuza solo se dedicaba a mirar asombrado al shinigami, lucia realmente...bien.

- ¡Kouji! ¿quien es ese?

Pregunto molesto el menor dirigiendo una mirada de total molestia al peliblanco y logrando sacar a Kouji de su ensimismato, que no dudo en safarse del agarre del trasvesti.

- Es mi amante

Soltó con voz ronca y profunda, amenazando entre lineas que si alguno de los dos decía un pero, lo pagaría caro; por desgracia Hebi no estaba acostumbrado a mantener la boca cerrada.

- ¡¿Que?! ¿Desde cuando tus gustos cambiaron?

El yakuza solo atino a caminar hacia la cocina, rogando por que ese par no fuera a matarse, sobre todo por Hebi, no se sentía bien y suponía que Kurai tendría que ver en ello...al rato hablarían seriamente

¿Amante? ¿AMANTE? ... Kouji miserable, y todavía amenazarlo con la mirada para que no dijera nada. Matando con la mirada al más alto, sintió que de igual modo le estaban matando con la mirada, por lo que volteó hacía el Él-ella, y sin una pisca de sentimiento continuó hablando.

- ... ¿Por qué? ¿Antes le gustaban los hombres von falda? - miro de arriba a abajo a aquel sujeto y dicho eso comenzó a caminar tras Kouji.

Sin saber como... ya estaba formando parte de una discución, la cual era obvio no tenía un fin especifico.

- ¿Se puede saber en que momento me volví tu amante? - su voz, aunque era un susurro, sonaba mordaz y evidentemente molesta. El más alto sólo le miraba de reojo y al mismo tiempo le gritaba al hombre con kimono.

Frunció el ceño con ganas de callar a ambos mocosos, pero sabía que el había metido la pata en primer lugar al decir que Kurai era su amante y más conociendo la actitud de Hebi, pero lo hecho, hecho estaba y era una forma más fácil de decir por que Kurai le acompañaba; las explicaciones eran lo de menos, si esto iba a ser así, tendría que mandar a hacer documentos falsos para el shinigami y demás. Su mente trabajaba demasiado rápido mientras se adentraba a la cocina y percibía un buen olor a comida.

- ¡KOUJI! ¡Exijo una explicación de esto, como dejas que ese crió canoso me hable así!

Volteo a ver al trasvesti ya harto de sus gritos y quejas, al igual que de Kurai, no era un hombre paciente y menos para dar explicaciones.

- ¡Ya basta! No tengo por que explicar nada de lo que haga, tu solo eres un simple empleado y nada más.

Soltó de forma mordaz dirigiendo sus palabras a ambos aun que pareciera que el ataque era más hacia Hebi que le grito que era un imbécil y se fuera al demonio; si bien el chico tenía por así decirlo un trato especial, no aguantaría todos su caprichos y exigencias; ni eran amantes.

Se acerco a la estufa e ignoro el portazo tan fuerte que el trasvesti dio, de seguro en un par de días el pelinegro se aparecía como si nada y volvía todo a la normalidad; no pensaba correr tras de el.
Tomo un tazón y se sirvió lo que parecía ser Curry con el cucharón que le había quitado hacía rato al trasvesti.

La actitud de aquel humano, era tal y como se veía, la de un hombre fuerte... con cero tolerancia, y al parecer tampoco tacto para hablarle a otros. ¿Insensible? No lo creía, tan sólo fuerte.

Siguió con la mirada al más alto por toda la cocina, mientras movía, sacaba, servía otras tantas cosas. Se le fue extendido un plato con comida, pero él sólo lo apartó. - yo no como, ni siquiera en la forma humana... bueno, sólo los alimentos adornados - cabía mencionar, que apesar de que el antiguo humano con el que estaba siempre le había facilitado postres mas nunca le había dicho como se llamaban. En lugar de eso pidió un vaso con algua, el cual le fue consedido.

Kouji se sentó en una de las sillas más proximas y Kurai, atento a sus movimientos, permaneció en el mismo lugar.

- Sé que ser tu amante será la escusa más facil pero... ¿Amantes? Hubiera habido muchas otras cosas que decir... Muestrame la habitación que ocuparé - Dejó el vaso con agua sobre el desayunador viendo fijamente al más alto que no parecía tener intenciones de pararse, por lo menos no hasta terminar de comer.

Sirvió dos porciones y ante la negativa del menor solo dejo el tazón allí, sabía quien si se lo comería, incluso se le hizo extraño no verle rondando por allí pero bueno, ahora tenia hambre y estaba cansado como para discutir pero tenia temas que tratar con el ojiverde, quisiera o no.

Le dio su vaso de agua a Kurai, pensando a que se refería con alimentos adornados, varios platillos pasaron por su cabeza pero al final desistió, sentándose cerca y a la vez lejos del shinigami.

Murmuro un itadaikimasu antes de empezar pero dirigió una mirada de hastió al otro, mientras la cuchara iba directo a su boca, mastico despacio para desesperación del otro, obviamente no iba a consentirlo tanto, era su sirviente y como tal debía esperar y obedecer.

- Tengo hambre y no pienso irme de aquí hasta acabar, ademas tu y yo tenemos que hablar.

Le señalo brevemente con la cucharilla antes de tomar otro bocado y degustar su cena, si bien Hebi era una lata, cocinaba bastante bien, parecía una buena ama de casa, tal vez y tenia razón sobre haberse equivocado de cuerpo al nacer... siguió en silencio un momento más antes de ver al peliblanco.

- ¿Cual hubiera sido tu sugerencia en lugar de amantes? Digo, ni me dejaste presentarte adecuadamente, es de mala educación actuar como una persona de mente tan estrecha, sobre todo con Hebi. A la próxima espera a que yo te presente, en todo caso es demasiado tarde para negar lo de amantes, Hebi ya debió haberse lo dicho a medio mundo y no, no le vas a callar la boca.

Comento en forma de breve regaño al notar cierta intensión en ese ojo verde, regreso a su alimento y en pausas hablaba.

- Eres quisquilloso y malcriado, tendrás que contenerte y aprender a comportarte; ahora, ¿que fue lo que hiciste hace un rato?

Pregunto en referencia al cuerpo que ahora poseía el chico y Hebi había podido ver, un gato maulló restregándose entre las piernas del mayor, sin dudarlo, el pelinegro se agacho para recogerlo y subirlo a la barra, de inmediato el felino corrió al platón de curry que su amo había dejado.

- No soy de mente estrecha... sólo quería fastidiarlo. Pero causa demasiados problemas, y es muy escandaloso cuando se enfada como una mujer de verdad... A mi no me interesan los humanos que compartan relaciones contigo, sólo tú eres de mi interés... hasta que me harté de ti. - sin cohibiciones respondió a las palabras del más alto antes de tomar asiento, pues al parecer, aquello iba para largo. Lo sabía, en los ojos del otro estaba claramente dibujada esa intención, por lo que no dejaría que le torturara con lo mismo.


- si no vas a negar lo de amantes ¿Para que quieres que te diga las opciones? Y en todo caso da igual. Mientras no se salga de lo que es... una farsa. Todo irá bien. Y en cuanto a que si soy caprichoso o no.Tú mismo lo has dicho... 'no somos tan diferentes'... además; Te dije que yo no repito las cosas, 'Yo no soy tu sirviente' -

- Lo que hice... bueno, hay un especie de conjuro en Nocturno, que hace que yo pueda extraer suficiente energía de ti como para crear un cuerpo material. Después de todo la vida se compone de eso 'energía pura'. No es como si fuera un humano ahora... lo que otros ven y tocan es un cuerpo. Ahora has sentido seguramente mareos o nauseas. Tomé suficiente energía para materializarlo, pero no para formarlo... eso se lo puedes agradecer a un humano con el qu estuve anteriormente, el donó la mitad de su tiempo de vida para hacer este cuerpo. Si conocer el primer principio de la alquimia entenderás. 'Siempre que pidas algo deberás dar algo del mismo valor'. Lo que pocos se han dado cuenta es que la mayoría siempre resive menos de lo que se les quita. -

Vió de la nada aparecer a un hermoso animal. Al momento que el minimo fuera subido para que comiera lo acarisió y el gato feliz ronroneó a su tacto. -

- Estos animales son buenos... no se asustan ante lo diferente, seguro se lleva bien con tu 'amiga' -

Escucho atento en lo que terminaba su porción de comida y el gato se alimentaba también, soltó una risa muy breve y profunda, mínima que no requería atención por lo dicho; negando con la cabeza e incorporándose para dejar su propio tazón en el lavaplatos y regreso hasta el menor.

- Solo no te metas en problemas que al ser de mi propiedad tendré que responder por tus acciones, y Hebi no los soporta, es alérgica.

Respondió sin importancia dejando que su gato jugara con la nueva compañía, ese animal no tenia un nombre, nunca le quiso encontrar uno pues ninguno le pegaba bien y ya estaba muy grande como para responder a alguno, era su compañía nocturna cuando no deseaba nada de molestas risas o palabras; y Kurai parecía que era de la misma calaña.

Busco su encendedor y cigarrillos, tenia el habito de fumar cuando terminaba de comer así que ahora menos se iba a restringir de aquel acto; supuso que cuando el shinigami usara su energía siempre se iba a poner mal, bufo sin mucha emoción por ello pues el sentirse débil era patético.

- ¿Que mas sabes hacer aparte de "aparecer" un cuerpo?

Pregunto curioso exhalando el humo y apoyando sus brazos en la barra, mirando fijamente al peliblanco.

Si la bola de pelos blanca apareciera en ese instante, seguro estaría emocionada con aquel animalillo que ahora restregaba su rostro contra la palda de su mano. 'Encantador' Como pocas creaturas que conociera.

_ No soy ningún mago... por si eso piensas. Hago lo que quiera o necesite hacer. Cualquier cosa físicamente posible, claro, en el mundo de los humanos. En el mundo de los muertos, no tengo ningún tipo de prohibiciones. Aunque si vamos a cosas que sean de tu interés, el olor y escencia a sangre que te rodea me indica que eres una persona que se involucra con facilidad en la muerte, voluntariamente o no. Si tines enemigos, yo me desareé de ellos si así los deseas - Conforme hablaba su voz iba haciendose más peresosa, como si le aburriera hablar de aquellas cosas, cosas tan rutinarias.

Sólo conocía tres cosas que fueran del interés de un hombre... Dinero, mujeres, venganza. Su actual cuerpo no parecía necesitar dinero, poseía suficiente para mantener a mucha gente a su parecer. ¿Mujeres?... no creía que a Kouji le interesaran mucho, recordando a Hebi-san, había comenzado a concluir algunas cosas. Lo único que le quedaba era venganza, sed de sangre ajena. Ver pagar a injustos por justos. Eso era.

Tomó al minino en brazos dejando que el mismo se acurrucara en sus extremidades para comenzar a consiliar sueño. - creí que eran creaturas nocturnas... -

- Cuando tu cuerpo esté herido yo lo sanaré, cuando te sientas amenazado yo te señalaré amenaza y la eleminaré por ti. Soy tu sombra ahora, protegeré de ti hasta que yo lo desee. Pero sitines curiosidad acerca de algo en especial que quieras que haga puedes preguntarlo - No creía verse en la necesidad, el más alto había entendido ya que él respondía a toda pregunta que se le hiciera y ya.

- Hooo...

Soltó de forma sorprendida con una voz bastante grave y profunda, realmente interesado en lo que ese chico había dicho, mirando como el gato se restregaba más que feliz en el peliblanco, era rara esa acción por parte del animal y más si se tomaba en cuenta que perros y gatos al ver muertos se asustaban también; quizá los shinigamis rompían esa regla.

Termino su cigarrillo, si bien aun tenia dudas, ahora prefería ducharse;se incorporo apagando el cigarrillo en un cenicero de allí, lo que más abundaría en la casa eran los ceniceros; camino hasta la salida mientras desabrochaba los primeros botones de su camisa y le indicaba al menor que lo siguiera.

- Dormirás en la sala, ya que la única habitación con cama me pertenece, supongo que duermes ¿no?...

Pregunto desde el pasillo y caminando en dirección a la sala para indicar al chico como se distribuía el lugar, por donde quedaba el baño, su despacho, la habitación de entretenimiento y demás; vivía solo y lejos de la casa familiar por lo que nunca necesito otra recamara para visitas, ni a sus amantes les permitía quedarse a dormir.

Se puso de pie, dejando en el suelo al minino, viendo que algo molesto se resignaba a que el shinigami nosería su cama esa noche. Siguió a Kouji con la sencilla intención se deseguirle hasta elcuarto que le pertenecería, pero entonces el más alto le saliócon un dato de lo más curioso.

´- Si la tuya es la única habitación con cama,deberás salirte... porque yo no dormiré en la sala - Y aceleró el paso hasta alcansarle y ponerse frente a éste. - es en serio. -

Pero tanto su mirada como la del humano indicaban que ninguno cedería. Mil alegos y toda la cosa, nadie cedió. Y esque Kurai nunca sería rebajado a dormir en la sala como algún animal.

- ... - por segundos analizó un poco lasituación y frunciendo ligeramente el trecejo miró con firmesa a Kouji - Entonces. Dormiré contigo, pero ni loco dejaré que me arrojes a la sala -

Al ver como el menor se le enfrentaba con tanto atrevimiento, enarco una ceja buscando paciencia y escuchando sus palabras, sonrió burlón, al parecer el shinigami si que tenia agallas al pedir aquello.

- ¿Que harás si me niego a dejarte dormir conmigo?

Pregunto cruzándose de brazos sobre su fuerte y varonil pecho, dirigiendo su mirada al menor; la idea de dormir con alguien más que era un shinigami era rara pero el no era un buen samaritano para dejar que cualquiera durmiera en su cama como si nada.

- No eres nada especial para mi, anda, dime por que debería dejarte un espacio en mi cama.

Claro que era muy especial el chico pero ni loco pensaba darle más engrandecimiento al shinigami si lo quería tener bajo control; el no mostraba cariño por sus cosas, si bien las protegía y mimaba no significaba que hubiera afecto de su parte.

La sangre le herbía y sus manos estaban a punto de estrangular ese cuello que se asomaba ya sin una corbata o cuello de camisa que estorbara. La intensidad con la que su ojo penetraba y acesinaba en su mente al más alto era algo que pocas veces se lograba ver en su hermosa y regularmente inespresiva cara.

- No me importa si soy, o no soy especial para ti... no dormiré en la sala, ni en ningún otro lugar que no sea esa cama. Quieras o no. -

Sin más se dió la vuelta para ir y sentarse en la orilla de cama, del lado izquierdo. Una vez ubicado allí no habría fuerza o poder, humano ni Shinigami, que pudiera quitarle. Y su mirar intenso no redujo. Por el contrario. Sin embargo, al momento Kouji ya pasaba de eso para comenzar a andar d aquí para allá, despojandose de su ropas y diciendo cosas que quizás por el enojo no quería terminar de escuchar.

Lo vio irse a la recamara cual niño caprichoso, ya se esperaba esa reacción, ambos orgullosos y haciendo su santa voluntad; suspiro para calmarse antes de ir hasta la recamara y poder darse un regaderazo antes de ir a dormir; se sentía cansado y con algo de sueño, se quito la camisa sin importar si el shinigami le veía o no; tomando una toalla y su bata del enorme closet para irse al baño de la recamara.

- No te voy a aceptar actitudes de ese tipo y menos frente a otras personas así que vete calmando o te juro que no me voy a contener aun que seas un dios de la muerte.

Dijo un par de cosas más antes de entrar al baño, terminando de desnudarse allí; se dio una ducha rápida de agua templada para relajar sus músculos; en cuanto salio con la bata puesta y la toalla sobre sus hombros, camino de nuevo al closet para sacar ropa interior y su pillama. Dando la espalda al menor se abrió la bata y empezó a secarse, estaba acostumbrado a hacer lo que quisiera sin pudor y el limitarse en su propia casa por un simple dios no estaba en sus planes; en cuanto termino de cambiarse solo con el pantalón del pillama puesto, miro hacía Kurai y frunció el ceño.

- Ve a bañarte, jugaste con el gato y apestaras a el así que toma.

Le aventó una toalla a la cara y dejo en la cama la parte superior de su pillama junto con otros boxers para el menor pues era obvio que su ropa le quedaría demasiado grande.

Abrió la llave del agua y casi enseguida metió la mano al chorro de aguaque comenzaba a caer. Era fresca, y hacia que un escalosfrío recorriera toda su columna. La sensación de tener frío o sentir el calor... del agua correr por entre sus delgados dedos... o humedeciendo sus cabellos. Todo eso se lo podía agradecer a Takaki, fue para lo único que sirvió realmente. Para darle un cuerpo hermoso menospresiando la mitad de su tiempo de vida.

- Eras un buen hombre... o quizás un idiota - Dejó que el agua enjuagara todo su cuerpo y que cada parte del mismo disfrutara del delisioso contacto. Sus manos lo recorrían y limpiaban al mismo tiempo. Era tan suave, tan delicado. Un cuerpo mortal...

Al salir de la regadera, cogió la toalla y la enrolló en su sintura para caminar y colocarse frente al espejo. Con la palma de su mano limpió la superficie encontrandose con su propio e intenso mirar. Sonrio, de moría de frío. Pronto se puso las ropas que el humano le había entregado en aquella singular forma suya y se la colocó, envolviendose de la calidez. Sin pedir o preguntar, tomó un cepillo con el que comenzó a desenredar su cabello.
Se sentía bien mimando aquel cuerpo tan hermoso y ahora tan suyo.

Al salir del baño vió como el mayor no estaba. y las luces estaban apagadas. Lo cual le extrañó. Sin embargo salió y se volvió a sentar en la orilla de la cama, subiendo sus pies del suelo, para no dejarles en la fría superficie. Y esperó.

En cuanto el shinigami se metio a bañar, salio decidido a hacer un par de llamadas para preparar todo, sabía que el explicar de donde salio Kurai sin causar sospecha entre sus allegados, observo el reloj de su est udio, marcaba las tres de la mañana y debía levantarse a las siete, estaba a costumbrado a dormir tarde y levantarse temprano, suponia que el peliblanco no tendría problemas con ello y si si, pues ni modo, tendría que acostumbrarse.

Tardo un rato en terminar lo que necesitaba, al rato tendría un día muy laborioso pues debía llevar a Kurai a comprarse ropa y tramitar documentos con un viejo amigo que le ayudaba en ese tipo de asuntos.
Cuando vio el reloj ya eran 3:30 así que supuso que el otro ya estaría dormido, camino descalzo hasta la recamara y sin prender la luz, se metio entre las finas sabanas, y el niñato se quedo del lado de la cama que queria, ni pelear ahora, se sentia cansado, aun que tendría que acostumbrarse si es que el shinigami estaba todo el tiempo con esa forma corporea.

Se mantuvo despierto lo más que pudo, no quería que el humano le viera con la guardia baja, pero materializar aquel cuerpo le había agotado más de lo que pudiera haber agotado a Kouji haberle dado la energía para hacerlo, inexplicables gajes del oficio; sin embargo no lo logró. Y tuvo que acomodarse, al lado izquierdo de la cama, tal como le gustaba; para después quedarse completamente dormido casí al instante.

Le gustaría poder llegar a decir que apenas cerraba los ojos se sumergía en su propio mundo de sueños, mas eso no era posible... pues si se atrevía a soñar, los sueños se hacían pesadillas y las primeras imagenes en llegar a él era de toda la gente a la que mataba, de cuerpos inertes, sangre, gritos, horror... Por desgracia eso le pasaba a todos los que jugaban con la muerte, así fuera él un dios. Había cosas que no discriminaban.

En ocaciones, cuando llevaba su tiempo sin trabajar, se daba el lujo de intentar soñar. Y lo único que conseguía era un pase directo a aquellos recuerdos que con tantas ganas se esforzaba por olvidar. Se undía tanto en sus macabros recuerdos, que las imagenes de siglos pasados emergían facilmente y a veces eran tan vívidas que éstas probocan dolor durante y después del sueño. No todo el tiempo eran cosas malas, había cosas que no eran ni malas... pero tampoco eran un gozo para decir que eran buenas. Resultaba cómodo dormir y soñar con días comunes... esos eran buenos días, escasos y muy valiosos.

No tuvo que ser de día para que se levantara. De hecho, al revisar el reloj pudo ver que no pasaban de las seis de la mañana. Aún así, con el sol sin emerger aún, sentía completamente recuperadas sus fuerzas. El tiempo de sueño era relativo. Podía dormir tan sólo unos minutos y sentirse de maravilla o dormir por horas y no recuperarse del todo. Si todo iba bien... no necesitaría dormir en algún tiempo.

Se incorporó peresosamente, pues la cama estaba tivia y el ambiente fresco, y se quedó sentaodo acostumbrandose al instante a la penunbra que le rodeaba. Su mirar divagó por el sitio, hasta toparse con su humano. Se veía extraño, diferente. Se veía tranquilo, en paz. Si las personas que lo conocian lo vieran en ese estado... ¿Le reconocerían? Sin darse cuenta, o haberlo deseado, había escogido a un humano muy atractivo y eso le agradaba.

Se levantó de la cama y sin más salió del cuarto sin el menor cuidado, pero con suerte de no hacer ruido.

La alarma pitaba insistente por lo que con molestia busco el aparatejo y lo presiono con fuerza para que se callara, paso una mano por el rostro molesto, se sentía aun con sueño, tal vez por que Kurai había tomado de su energía; se sento en la cama, totalmente despeinado y con un gesto en el rostro que no era nada amable, volteo al lado izquierdo de la cama para despertar al shinigami pero no había nada...

- ¿Un sueño?...
Parpadeo un par de veces antes de pasar la mano sobre las sabanas que estaban frías, como si nadie hubiera estado allí, salio de la cama en dirección al baño para darse una ducha rapida con agua fria antes de salir a trabajar, haría lo clásico de su rutina, si todo lo anterior era solo un sueño.

Salio, se cambio y se peino como de costumbre, colocandose una fina corbata de color vino sobre la camisa negra y el traje beige, todo lucía en su lugar, tomaría cafe antes de salir y despues almorzaría, camino hasta la cocina para servirse su alimento cuando vio la figura del shinigami parado en la sala con el gato, se detuvo de golpe para mirarlo detenidamente, soltando un jadeo.

- Mierda...era verdad
Murmuro cerrando los ojos y llendo hasta la cocina por su cafe.

-oh eres tú... - murmuró poniendose de cunclillas para acarisiar al gato que había comenzado a restregarsele en la pierna. - llegas a ser algo molesto ¿sabes? - el gato le miró con indignación antes de intentar soltarle un arañazo en la pierna, cosa que Kurai no permitió, tomando su patita con agilidad pero delicadeza. - no has cosas estupidas... -

Soltó la pequeña pata y lo cogió en brazos, adelantandose al ventanal de la sala. La mañana comenzaba a posarse sobre la ciudad, la cual se veía con buena pinta a pesar de verse más hermosa por las noches toda iluminada.

- Te pareces a Kouji, o cualquier humano, no saben apreciar laverdad y prefieren vivir con mentiras. Él no quiere aceptar que yo no soy su juguete y le molesta que se lo diga... se debe sentir seguro si todo está bajo control... que tonto. -

Un ruido le sacó de su 'interesante' platica de uno haciendo que se diera la vuelta viendo inmediatamente que era su humano, el cual no se veía contento de tenerle enfrente. Sin decirle nada el más alto se internó hacia la cocina. Faltaba más. Dejó al gato sobre el sillón y fue trás el humano llamandole.

- Kouji, necesito ropa... ésta es... algo extraña, incluso para dormir - dijo convencido de sus palabras y ojo critico a las prendas que usaba. Por la noche estaba demasiado molesto y demasiado cansado para haber notado lo que llevaba puesto, sin embargo por la mañana que había tenido más tiempo de analizar la situación... viendose a un espejo casualmente se dió cuenta que no era posible que alguie como él estuviera usando esa camisola enorme que le llegaba hasta los mulos y un boxer igual de grande que medio se le caía.

Se sirvio cafe y al voltear a ver a Kurai mientras sorbia un poco de la substancia caliente, casi la escupe al ver al peliblanco aun en esas fachas, cuando entro a la sala no lo había notado por la impresión pero ahora, si bien era un poco ridiculo, tal vez quitandole la idea de que debajo de esa enorme camisa había unos boxers que debian caerse por la cadera del menor, seria una escena bastante excitante, pero se mantuvo impasible aun bebiendo su cafe y mirando de arriba a abajo al peliblanco, obvio lo llevaria a comprar lo que necesitara, pero prefería molestarlo un poco aun que estaba corto de tiempo.

- Pero si es la ultima moda en Paris, y ni modo tendras que acostumbrarte que sera lo único que vistas, muy adecuado para un shinigami como tu.

Levanto los hombros como si nada, dandole la espalda y posando la taza en el fregadero, antes de ir hasta su estudio y recoger unas cosas que ocuparía en la oficina, aguantando carcajearse por la expresión desconcertada del ojiverde, y regresando a la sala.

Se quedó viendo fijamente, con extrañesa, a Kouji mientras hablaba... ¿De verdad pensaba dejarle vestido así? Lo siguió con la mirada hasta que éste salió de la cocina.

- Idiota- incluso él, que no sabía nada, o bueno, no muchas del mundo de los vivos, sabía que aquel que usara ropa así con normatividad era un completo desviado. Quizás por eso Kouji le quería dejar vestido así...
Salió al poco tiempo en busca del humano, con cara de pocos amigos, ignorando por completo al gato que nuevamente pedía ser llevado en sus brazos.

- Quiero ropa en donde no puedan entrar dos como yo, y que sea bonita... - Y le siguió desde la cocina, hasta el estudio, y de ahí de vuelta a la sala, sin parar un segundo de quejarse con lo horrible que se veía vestido así. Oh si, porque ni loco andaría con fachas iguales a esas pero que le quedaran. El no era hermoso para que ropa fea le opacara. Y si de algo estaba conciente el mundo es que su segundo nombre era vaniedad.

Ignoro por un rato más aquella quejas, ¿de verdad el chico pensaba que lo dejaría si quiera salir a la calle vestido de forma tan ridicula? Bueno, era obvio que aun no le conocía como para comprender que si iban a estar muy cerca, debía lucir presentable, rodo los ojos al escuchar cada exigencía, volteo a verlo, obvio ahorita no había nada que pudiera ponerse, por lo que tendrían que hacer una parada urgente.

Sin esperar mucho, agarro las llaves del auto y la casa para tomar a Kurai de la mano y jalarlo sin miramientos hasta el estacionamiento donde intentaba obligarlo a subir al auto entre gritos y amenazas, por fortuna aun no llegaban los de limpieza para ver aquella escena.

- ¡Que te digo con un carajo que entres, iremos por la maldita ropa y tendras que ir así por ahora, a menos que prefieras estar desnudo!

Casi grito exasperado al menor que seguia de caprichoso.